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Regla 2: un hombre no puede ser la fuente de felicidad de una mujer

¿Alguna vez has sentido que no serás feliz hasta que encuentres a tu alma gemela? Bueno, permíteme adelantarte algo: es muy poco probable que conectes con ella si estás en medio de la necesidad o la desesperación. Yehuda Berg nos explica por qué.



Si eres de las que esperan encontrar al hombre perfecto pensando que cuando lo hagas serás feliz, tengo una noticia importante para ti: el trabajo del hombre no es hacer feliz a una mujer. Tampoco es tarea de la mujer hacer feliz a un hombre. Ese no es el rol del hombre ni de la mujer. Los roles del hombre y la mujer son bastante específicos y ninguno incluye en su descripción ser responsable de la felicidad del otro, no es así como funciona el Universo.


¿Cuál es entonces la fuente de felicidad de una mujer? ¿El chocolate, el sexo, el silencio, la buena conversación, un par de zapatos nuevos? Bromas aparte, tú sabes la respuesta: la Luz, ¡por supuesto!


La Luz es la causa fundamental de la felicidad de cada uno de nosotros. Un hombre no puede hacerte feliz, no puede cambiar cómo te sientes sobre ti misma; él no puede hacer que te sientas amada ni tampoco puede hacerte sentir segura, sólo la Luz puede hacerte sentir así. De modo que si estás intentando encontrar a un hombre que te haga sentir completa, estás librando una batalla perdida y adivino que debe haber mucho sufrimiento en tu relación.


Ninguno de los dos tiene por qué sufrir, especialmente la mujer, pues las mujeres se diferencian de los hombres por otra característica fundamental: según el Zóhar, texto base de la sabiduría kabbalística, el alma de la mujer contiene los atributos tanto de la Luz como de la Vasija. ¿Cómo es posible? Es muy simple: la Luz creó la Vasija a partir de sí misma, por lo tanto la Vasija contiene ambos atributos, el de compartir y el de recibir.


Esta distinción tiene implicaciones de gran alcance para las mujeres, pues significa que no necesitan en absoluto un hombre. Desde el punto de vista espiritual, ellas pueden revelar Luz por sí mismas sin la participación del hombre. Estos atributos hacen de la mujer un sistema completo con todo el circuito necesario. Piensa en ello: todos hemos escuchado hablar de la intuición de la mujer y funciona porque las mujeres guardan la sabiduría y la fuente de todas las respuestas en su interior en todo momento, siempre y cuando escojan conectarse con ellas.


La verdad es que un hombre te necesita mucho más a ti que tú a él. Aunque sientas que ese no es el caso con los hombres que hay en tu vida, esta es la realidad de la situación: un hombre necesita tu Vasija para manifestar su potencial, su Luz. Una mujer es la Vasija para todo aquello que un hombre tiene para ofrecer en este mundo físico, sin ella el hombre no es más que un canal; ni la fuente de Luz ni el contenedor, sino un mero intermediario.


El desafío de esta situación reside en que las mujeres a menudo no son capaces de ver su propia Luz inherente. De hecho, parece que por muy hermosa que sea una mujer, o por muchos diplomas que tenga, siempre está luchando con su autoestima.


¿Por qué hay tantas mujeres que no ven su valor innato? Porque espiritualmente la Vasija tiene miedo de quedarse sin Luz o de no tener nunca la suficiente.

Esta es la raíz del miedo de la Vasija, esta sensación de escasez inminente subyace a toda su existencia. ¿Y cuál es la ironía de todo esto? ¡Que es imposible que no haya Luz suficiente en la Vasija de una mujer! En el centro del alma de toda mujer hay una Luz infinita que ha estado ahí desde el origen de los tiempos, sólo que hasta ahora no lo sabías.


Encontrar un buen hombre y crear con él una relación de felicidad y plenitud comienza por reconocer la Luz poderosa que existe dentro de ti y dentro de toda mujer. La única razón por la que una mujer puede dudar acerca de su valor como ser humano es su dificultad para ver la Fuerza de la Luz que reside en su interior.


Una vez que reconoces tu Luz y te conectas con ella también reconoces la necesidad de protegerla, conservarla y mantenerla, ¿y cuál es la mejor forma de hacerlo? No entregando tu Luz demasiado rápido. La experiencia me dice que muchas mujeres tienden a entregarse antes de evaluar bien la situación.


¿Te acuerdas del proceso de contratación que comentamos antes? Con demasiada frecuencia, las mujeres comienzan una relación, se entregan a esa persona y después empiezan a recopilar información. Esta secuencia de hechos es errónea, lo que convierte este proceso en una práctica de contratación muy poco efectiva. Y todos queremos aprender a elegir con eficacia, especialmente cuando se trata de elegir una pareja.


Una mujer debe reconocer su potencial de generar Luz por sí misma antes de que el proceso de “entrevista” comience porque, por muchos candidatos calificados que pueda conocer, una mujer que no reconoce su propia Luz no encontrará la felicidad con ninguno de ellos. Es posible que obtenga placer temporal, pero al final se sentirá más vacía que antes, te lo garantizo.


Si ya te encuentras comprometida en una relación, es probable que pienses que “la etapa de la entrevista” ya pasó hace tiempo, sin embargo, descubrir más cosas sobre tu pareja debería ser un proceso continuo. Una vez que el gerente de una empresa te contrata, ¿te deja hacer lo que quieras? Por supuesto que no. Cada tantos meses revisa tu progreso, ¿no es así? Como gerente general de tu relación, de ti depende hacer lo mismo.


Si eres del tipo de persona que necesita estar acompañada la mayor parte del tiempo, que sale mucho y/o le aterroriza estar sola, es posible que estés buscando la energía en otro lugar y no dentro de ti. Esta forma de vida no te llevará a ningún lado porque estás buscando la Luz en los lugares equivocados. Según la Ley de Atracción, debes ser como la Luz para poder acercarte a ella.


Si buscas la felicidad fuera de ti misma, estás entregando el control a una influencia externa; te estás convirtiendo en el efecto, en vez de ser la causa. Esto crea desconexión, separación y espacio entre tú y la Luz divina que está en tu interior; la oscuridad llena el espacio y esta es la raíz de toda infelicidad.


Entonces, ¿cómo puedes conectarte con tu Luz interior? Puedes comenzar honrando tus propios intereses y pasiones, realizando aquellas actividades que te hacen disfrutar de verdad, no las que a otro le gustaría que hicieras. Y no hacerlo por motivos egoístas, sino para conectarte con el propósito de tu alma.


Si dedicas tu vida a hacer lo que quieren tus amigos, tu pareja o tus padres, no les estarás haciendo ningún favor.

Por ejemplo, si a tu pareja o a alguien con quien estás saliendo le gusta ver el fútbol todos los domingos, pero a ti no te gusta, ¡deja de ir! Si es una actividad que no te interesa, no hay ninguna ley –ni espiritual ni de ningún otro tipo– que te obligue a desperdiciar tu energía en ella. Eres instantáneamente más atractiva para ti misma y para los demás cuando sabes que estás compuesta por un 100% de Luz y cuando estás en sintonía con tu propia naturaleza.


Todos hemos escuchado la expresión “ser un rico independiente”. ¿Y cómo puedes convertirte en un rico independiente? Logras ese estado cuando tus activos, tus posesiones, generan tantos ingresos como para que puedas vivir cómodamente sin tener que depender de ningún trabajo externo. Todos debemos esforzarnos por ser ricos independientes cuando se trata de la Luz. ¿Qué significa esto exactamente? Que puedes disfrutar de tu vida al máximo sin tener que depender de un influjo externo de energía, ya sea en forma de un hombre, un puesto de trabajo, la ropa de moda o cualquier otra cosa.


Ser totalmente dependiente de la energía de Dios para lograr tu plenitud esencial significa ser independientemente feliz. La Luz se convierte en la única posesión que necesitas; “tu fuente de ingresos”, por decirlo de alguna manera. Y cuando estés conectada con la Luz en tu interior, el Universo reflejará ese estado interno de tu ser proporcionándote un flujo infinito de experiencias satisfactorias.


Una de las formas más importantes para conectarse con la Luz interior es dejar de preocuparte y empezar a ocuparte de las personas que te rodean, en otras palabras, ¡se trata de compartir! Porque compartir, especialmente cuando al hacerlo sales de tu zona de confort, es el medio más poderoso para conectarte con el nivel más profundo de tu ser y con el océano infinito de Luz.


Por cierto, hay en ello una paradoja: cuanto más te ocupas de la felicidad de otras personas, más se ocupa la Luz de tu felicidad. La Luz es un espejo de nuestras acciones. Recuerda que “lo similar se atrae”; si compartes con otro, si te conviertes en su Luz, la Luz comparte contigo en la misma medida. Es el Adversario el que hace que el verdadero acto de compartir sea incómodo porque no quiere que conectes con la Luz. Así, cuando cada milímetro de tu cuerpo te diga que no lo hagas, sábete que es la pista correcta para reconocer que estás compartiendo verdaderamente.


Entonces, ¿cuándo conocerás al hombre adecuado? En el momento en que no te importe si lo conoces o no. Cuando estés satisfecha con quién eres como persona, con tu conexión con la vida, con tu viaje espiritual; cuando tu prioridad sea ayudar a quienes lo necesitan, cuando ya no reacciones a la situación. Cuando estés operando en ese espacio, conocer al hombre perfecto será el broche de oro.


Este es el secreto: cuanto más permitas que el miedo o las expectativas (que es otra forma de recibir) te dirijan, más alejarás a tu pareja potencial o actual.


El miedo, por naturaleza, no trae resultados efectivos, en cambio, una conexión fuerte con la Luz atrae inevitablemente hacia ti a la persona correcta.

Tu Luz es como un faro que atrae a los hombres. ¿Por qué? Porque la Luz del Creador que se canaliza a través de un hombre tiene una sola meta: encontrar su camino hacia una mujer. Es la Ley de Atracción en su forma más elemental, la Luz atrae a más Luz. Los hombres quieren ganarse tu Luz, esa Luz que a veces ni siquiera reconoces que está en tu interior; los hombres quieren trabajar por tu Luz, de otra forma no la apreciarían de verdad. Ellos no saben esto de forma lógica, ni siquiera lo entienden, tampoco llegarán a comprenderlo desde un nivel intelectual, pero sus almas lo saben por completo.


Esto explica por qué los hombres, en su nivel del alma, no se sienten atraídos por mujeres que andan ligeras de ropa, exhibiendo su cuerpo sin dar lugar a la imaginación. Para un hombre, una mujer que se presenta de esta manera le brinda pocas oportunidades de ganarse su afecto, su Luz. En el próximo capítulo hablaremos sobre la importancia de este punto en las relaciones a largo plazo. Un hombre ansía tener a su lado a una mujer que ha hecho de la Luz su fuente de plenitud, una mujer motivada por el amor, no por el miedo ni la desesperación. Cuando en lo más profundo de tu corazón sepas que no necesitas a un hombre, descubrirás la verdadera atracción.


LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA


Probablemente no debería contártelo, pero hay una mujer en el Centro de Kabbalah que rompió cada una de las reglas que estoy compartiendo contigo en este libro.


Ella persiguió a su hombre desde el comienzo, fue persistente, puso todas sus cartas sobre la mesa, y sin embargo, acabó con un hombre maravilloso en una relación estupenda. ¿Sabes por qué? Porque no le interesaban los resultados, porque si al final de todo la relación no hubiese funcionado, ella habría estado perfectamente bien, no habría quedado destrozada ni habría cambiado su forma de ser. Su conexión con la Luz no se hubiera alterado en lo más mínimo.


Estoy hablando de una mujer que sabe dónde reside la felicidad, una mujer que comprende que la fuente de su valor, su alegría y su fortaleza no reside en un hombre. La mayoría de las mujeres no logra hacer lo que ella hizo, para ese 99% de casos es mejor aplicar las reglas espirituales de las relaciones.


UN EJERCICIO: ¿QUÉ TE HACE FELIZ?


Dedica un momento a considerar las actividades que realmente te gustan. ¿Te gusta bailar, leer, escribir, hacer manualidades, cocinar salir a correr? ¿Qué te hace sentir alegre? ¿Ver una serie, pasear a tu perro, hacer voluntariado? Apunta todo aquello que venga a tu mente.


Ahora dime, ¿cuándo fue la última vez que disfrutaste de esta actividad? ¿Qué otras cosas podrías hacer por ti misma para sentirte maravillosa con la persona que eres?


Sea lo que sea que te guste hacer, hazlo esta semana. No, eso sería esperar mucho, hazlo HOY. Y por favor, no dejes de hacerlo. Es tu forma de revelar Luz.


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